¿Cuánto invierte América Latina en educación?

por Ana Rios

Cada vez una proporción más grande de la riqueza producida por los países latinoamericanos y el caribe va dirigida a protección social, salud, vivienda, sistemas de saneamiento y también a educación.

Así lo recoge el informe Pulso Social de América Latina y el Caribe 2016: realidades y perspectivas, que, pese a destacar diferencias considerables en inversión pública educativa entre los distintos países que evalúa (22 en total), confirma que la mitad del gasto social va dedicado a salud y a educación.

Brasil encabeza el listado de países de América Latina y el Caribe en cuanto a gasto público en educación, con una inversión ligeramente superior al 8% de su PIB. Argentina y Costa Rica le siguen con un 8% y un 7’8% respectivamente.

Por detrás se encuentran Bolivia (5’6%) y Ecuador (5’2%), cuyo gasto en educación supera la media de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

Con una dedicación inferior al 5% están Panamá (4’7%), Jamaica (4’7%), Chile (4’2%), El Salvador (4%) y México (3’9%). En la cola en inversión se sitúan países como Colombia (3,1%), Perú (3%) o República Dominicana (2,8%), siendo los que menos presupuesto dedican presupuesto a al educación en la región.

Educación temprana, un aspecto básico

De la inversión pública dedicada a la educación en América Latina y en el Caribe, la mayor parte se dedica a la educación secundaria, seguida de la formación de 0 a 5 años y la educación primaria.

El estudio menciona la importancia de la inversión en educación por varios motivos, pero destaca que cuanto antes se invierta en el desarrollo de los niños y niñas, más alto será el retorno.

En ese sentido, se apunta como clave la educación temprana para evitar perder el desarrollo de las capacidades propias de las primeras etapas de la vida, especialmente los aspectos cognitivos.

Es por ese motivo que la mayoría de países de la región han establecido la obligatoriedad de cursar por lo menos un año de educación inicial. Ecuador, El Salvador, Guatemala, México, Perú y Venezuela situaron la obligatoriedad en tres años.

A la vez, un número creciente de alumnos asisten a la escuela dentro de esa franja de edad, un aumento liderado por Argentina, donde el 66% de los niños de 4 años están escolarizados, y Chile, con un 80% de menores de la misma franja de edad que asisten a clase.

En otros países como Costa Rica, Honduras, El Salvador, Nicaragua y República Dominicana el porcentaje es todavía inferior al 50%. Estas cifras resultan relevantes si se tiene en cuenta que la enseñanza durante los primeros años de vida es efectiva solamente si los niños y niñas asisten a la escuela y la calidad de la educación que reciben es alta.

En educación primaria el escenario es más claro: casi todos los niños de entre 6 a 12 años (un 98%) están escolarizados.

El foco de esta etapa está puesto en la calidad de la educación, que hasta el momento limita la mejora del aprendizaje de los alumnos y no muestra mejoras en las pruebas estandarizadas. En ese sentido merece la pena destacar que el debate de Latinoamérica se centra hoy en día más en la calidad de la enseñanza que en acceso a la educación en términos cuantitativos, un aspecto en el que se ha avanzado y que ha logrado cifras mucho mejores en los últimos años.

En cuanto a la educación secundaria, los datos recogidos muestran que la asistencia aumentó hasta un 84%, con especial relevancia en países como República Dominicana, Costa Rica y Paraguay.

En paralelo al aumento de educación infantil para niños y niñas, cabe destacar un dato aún preocupante que menciona el informe en relación a la reducción de la pobreza: los niños son los que menos se han beneficiado de los programas para el combate de la pobreza extrema.

Aumento de la clase media

El informe, que analiza también aspectos como las dinámicas generacionales destaca en su primera parte un aumento considerable de las personas de clase media.

Aun así, y pese a que la cifra, de hecho, casi se duplicó en la última década, “nacer hoy en Latinoamérica significa también pertenecer a la región más desigual del mundo”, explica Luis Alberto Moreno, Presidente del Banco Interamericano de Desarrollo al inicio del informe.

El informe apunta como conclusión que, pese a las diferencias y desigualdades que permanecen en la región, los logros sociales son indiscutibles.

Artículo extraído de www.aikaeducación.com

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